El defensor salvadoreño Erick Cabalceta, sin encontrar un nuevo equipo, decidió no quedarse esperando y emprendió su propio negocio: un autolavado y servicio de limpieza de tapicería.
Con esfuerzo y dedicacion, cambió los botines por las herramientas del trabajo diario, demostrando que la pasión y disciplina van más allá del campo.
Su historia inspira a muchos, reflejando el espíritu luchador del salvadoreño que no se rinde. y al dia de hoy, Cabalceta sigue adelante, dando ejemplo de valentía, responsabilidad y amor por su tierra.