Los opositores no pueden ocultar su descontento luego de que el Gobierno de EE. UU. expresara su respaldo a la reforma constitucional de El Salvador, que avala la reelección continua del presidente Nayib Bukele. Su frustración crece al escuchar que el país centroamericano no debe ser comparado con una dictadura. Mientras ellos critican, la mayoría del pueblo saluda esta transformación como una oportunidad para continuar avanzando. La determinación de la ciudadanía y el apoyo internacional dejan claro que el futuro del país va más allá de las voces que lloran en la oposición.
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